viernes, 6 de diciembre de 2013

Lealtad


"Psique reanimada por el beso del amor"
Antonio Canova
 
Al realizar un análisis de la palabra LEALTAD, se vienen a mi mente, grandes virtudes que adornan su valor; el compromiso, el respeto, la fuerza y la voluntad, las cuales serán necesarias redescubrir para poder llegar al verdadero significado de la palabra LEALTAD y cual es el llamado al que estamos avocados.



La palabra compromiso deriva del término latino compromissum y se utiliza para describir una obligación que se ha contraído o a una palabra ya dada. Se refiere a contraer una obligación y tener el empeño y el tesón para cumplirla.



El respeto es reconocerse, apreciarse y valorarse a si mismo y a los demás. El reconocimiento de la diferencia, de las diferentes dignidades y darle el reconocimiento que se merece, facilitando así la convivencia.

La Voluntad es la facultad de decidir y ordenar la propia conducta. Pero de nada sirve la voluntad, si no está acompañada de la fuerza; la cual consiste en tener un carácter recio que nos permite trazar las lineas de vida, y labrar esa piedra bruta interior, para lograr construir algún día un gran templo. Nada depende del azar, todo es el fruto de lo que cultivamos, es el pago de nuestros grandes esfuerzos, por ello es indispensable tener una voluntad fuerte.


En la antigüedad los grandes caballeros templarios, podían ser torturados, despojados de sus riquezas, atacados por sus enemigos en lo más profundo de su ser, pero jamás expusieron su orden y sus lideres, fueron leales a sus principios y nunca desfalleceros, incluso al ser arrebatadas sus vidas decidieron ser leales a su orden. ¿Qué se requiere para ello? ¿Acaso fueron santos?, que grado de conciencia tenían para llegar a conservar sus principios y lealtad, la cual nunca les fue arrebatada y hoy después de largos siglos retumba su arrecia voluntad, en las historias que leemos que llegan a parecer fantasiosas, míticas, y a mí juicio los consagran al grado de inmortales.



La LEALTAD es un gran valor y una gran virtud, digna de grandes seres, capaces de superar los obstáculos que se presentan día a día, con su cabeza en alto, hombres únicos, que se conocen a si mismos, conscientes del compromiso que tiene con la humanidad.



Nuestra sociedad actual nos ínsita a cambiar por unas cuantas monedas, nuestros principios, existe un enemigo a la sombra llamado corrupción; esté nos tienta de todas las formas posibles, nos invita a vendernos, a corrompernos. Cuantas veces vemos personas que no son leales con su trabajo, con su familia, incluso hasta consigo mismos.



Que fácil es hablar y alardear de lo que somos, de lo buenos y fraternos que somos, pero cuan difícil es ser leales con nosotros mismos, encontrarnos y no traicionar nuestros principios, no dejarnos llevar de los impulsos y el mundo material; Ser fuertes y leales a nuestro pregón de vida.





Nuestro llamado está en ser hombres y mujeres convencidos de nuestros principios, los cuales bordamos en nuestros corazones y no permitimos que nada nos corrompa, debemos ser leales a nuestra orden, a ese juramento iniciático que realizamos delante de nuestros otros hermanos, ese es el gran llamado al que estamos convocados.



Es mi Palabra
 
DLGM
C:.M:.

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